Martín Aloé sobre la reedición de Viajar lejos, de Los Pillos: “Quiero que la música circule”

 

Dos hitos importantes marcaron la historia de Los Pillos: en diciembre de 1986 telonearon a Siouxsie and the Banshees en el Estadio Obras, y al año siguiente editaron su único álbum, Viajar lejos. Después de eso el viaje terminó. Pablo Esau, baterista y fundador del grupo, desapareció junto a su novia, Mónica Vidal, quien cantaba en El Lado Salvaje, durante un vuelo con destino a Brasil. El resto de Los Pillos siguió por diferentes caminos y entonces el mito creció. Recién en 2015 volvieron a ser noticia cuando se anunció el lanzamiento de Antología 1985/1988, un disco recopilatorio de toda su obra. Ahora el grupo tiene una buena nueva: la reedición de Viajar lejos.

Martín Aloé, bajista de Los Pillos e integrante de grupos de renombre, desde pioneros del punk argentino como Los Marginados y Día D, a bandas de largo recorrido como Cienfuegos o Dancing Mood, así como también colaborador de artistas como Mimi Maura y El Soldado, nos cuenta sobre su actualidad y cómo fue la producción de esta nueva edición de Viajar lejos, álbum que sólo se había lanzado en vinilo y cassette y no volvió a circular más. Conseguir una copia del disco parecía imposible y con este nuevo hito de Los Pillos ahora se hace realidad.

 

Seguramente te han preguntado muchas veces sobre una posible reedición de Viajar lejos, ¿por qué se da ahora?

Nosotros veníamos viendo lo de la reedición hacía bastante tiempo. El paso previo fue la Antología 1985/1988 que sacamos hace seis años con toda la obra de Los Pillos. Había todo un pesto de la banda subido a Internet con un audio nefasto, y a pesar de eso el grupo con el tiempo fue sumando más adeptos, incluso jóvenes. Eso es algo que nos pega mucho a nosotros. Estoy hablando con vos de algo que sucedió hace más de treinta años y sigue vigente. Me refiero a la música. Pero esto mientras no hubo Internet no sucedió, sólo existían aquellos que tenían en la casa su cassette de la banda, su copia, y nada más. Cuando Internet se populariza la gente empieza a subir, con criterio y con buena voluntad, las cosas que le gustan y a compartirlas con los demás. Buenísimo, pero el audio que estaba subido a nosotros nos parecía nefasto. Eso nos lleva a empezar a juntar las cosas que teníamos de la banda y a hacer un salvataje de audio, ya que la compañía desapareció.

¿Ustedes no tenían acceso a las cintas originales? ¿Existía el máster del disco?

Máster no hay de nada. De esa época no hay máster de nada. Las cintas grandes donde se grababan las cosas, que de hecho no son el máster, se iban borrando a medida que grupo tras grupo grababa encima. El otro día estuve con Adrián Canedo, que fue el primer baterista de Los Cafres y manager de Los Pericos, con quienes compartíamos sello, Berlin Records. Me contó que el día que grabaron el primer disco de Los Pericos lo hicieron sobre After Chabón, de Sumo. En esa época los únicos dueños de sus cintas eran Los Redondos, no existía la independencia. La “independencia” era MIA (Músicos Independientes Asociados) en los 70 y después Los Redondos, que si leíste un poco sobre ellos sabés que el primer consejo que pidieron sobre ser independientes fue al viejo de Lito Vitale. Ellos fabricaban sus discos, hacían sus tapas, pero más allá de eso no existía la música independiente. En esos años pagarte un estudio valía mucha plata, muchísima. Era inaccesible. Si no estabas contratado por una compañía era difícil que grabes. Con respecto a las reediciones, se digitalizó todo, se pasó todo a DAT. Las compañías no guardaron nada, digitalizaron y tiraron las cintas a la basura. Entonces cuando empezamos a buscar material para hacer la antología yo me contacto con la compañía, es decir, con los dos chabones que habían producido el disco, no para pedirles permiso pero sí para contarles que iba a recopilar todo el material que había de la banda, que ya estaba subido a Internet. Ellos me ofrecen un DAT que lo tenían en Chile o México. Les contesto que el DAT lo puedo hacer yo mismo y ahí empezamos a laburar por nuestra cuenta. A partir de esa restauración de audio llegamos a la reedición de Viajar lejos. Pero primero había que recomponer todo lo que estaba en Internet con una calidad horrible y después sacar un CD, que en el momento que lo lanzamos ya era un formato pasado de moda. Así y todo, se vendieron mil copias de la Antología, es decir que había una demanda de material de Los Pillos.

Martín Aloé

 

Muchas veces les artistas quedan prisioneres de las compañías discográficas por décadas. En 2017 Litto Nebbia le envió una carta a Sony Music anunciando que iba a reeditar por su cuenta los discos de Los Gatos, lo que marcó un precedente en términos legales a nivel local. Esto, sumado al revival del vinilo, posibilita casos como el de Viajar lejos. “Los contratos que firmó Litto en su momento eran diferentes a los que firmamos nosotros hace 30 años. En su época creo que hacían contratos por 99 años, eran otra cosa. Pero con el antecedente de Litto, que pudo reeditar su obra gracias al INAMU, yo me asesoro, no es que me mando de kamikaze. El INAMU tiene fallos en los cuales si la compañía no quiere reeditar el disco y pasó determinada cantidad de años, el dueño de la obra puede realizar la reedición por su cuenta. Igualmente, yo soy una hormiguita al lado del catálogo que tiene el maestro Litto Nebbia. Imaginate para el tipo, que se grabó toda la vida sus cosas, tiene su estudio y todo, que le tengan secuestrado discos, ¡que encima los hijos de puta no editaban! Y cuando los editan son una poronga, porque vos escuchás esas reediciones y suenan peor que el CD. El tema del audio es algo por lo que me calenté mucho para la reedición de Viajar lejos. Volvimos a laburar con Mario Siperman para hacer el mastering para el vinilo y, si bien es medio fulero que te lo diga yo, el disco suena muy bien, suena parejo. Ya se vendieron más de 200 y pico de copias y ninguno, te lo juro por dios, ninguno se quejó por el audio. Al contrario, me mandan videos escuchando el vinilo con el volumen a full, gritando y agradeciéndome, así que eso está buenísimo”.

 

Con respecto a la tapa, el packaging y el arte interno del disco, ¿está todo basado en el original? ¿Mantiene aquellos errores de los títulos de las canciones tachados?

Es exactamente igual. Todo es exactamente igual que el original, lo único que tiene diferente es que antes decía “Berlin Records EMI” y ahora dice “Estés Donde Estés Records”. El resto es una copia exacta de lo que fue Viajar lejos. Volviendo a tu primera pregunta: entre que sacamos la edición de la Antología en CD en 2015 y ahora, este formato físico de vinilo pasó a tener más protagonismo. Hace seis años el vinilo todavía era una cosa que se escuchaba pero no tanto. Ahora están fabricando de nuevo aparatos para reproducir vinilos, o sea, eso te da la pauta de que hay un business detrás. En esos seis años el disco de Los Pillos pasó de valer 1000 o 1500 pesos a 20 mil o 30 mil pesos. Eso hizo preguntarnos “Loco, ¿qué onda? ¿Es sólo para ricos esto?” El que se compra un disco a 30 lucas se va a hacer la paja con el disco.

No lo escucha.

¡No lo escucha, boludo! Y el disco no es sólo un objeto. Es decir, es un objeto porque tiene forma, es un cartoncito, etc., pero adentro hay música, y la música tiene que circular. No es un autito de juguete. Mirá, esto es una pequeña guerrita. O sea, yo sé que cuando se acabe el disco la reedición va a valer 30 mil y el disco original va a valer 60 mil. Pero yo me quedo tranquilo porque hubo una tirada nueva de vinilos girando. Y no estoy vendiendo más de dos por persona.

¿Eso es para combatir esta cuestión de la reventa justamente?

Para que lo tenga más gente. Las mismas disquerías me quieren comprar diez discos a este precio, pero si yo se lo vendo a un disquero, y no tengo nada en contra de las disquerías, va a pasar lo mismo que te decía antes: el disco de valer 4 mil va a empezar a valer 8 mil. Y pagar ocho lucas un disco, una reedición, para mí no está bien. Yo no lo puedo cobrar más barato que esta guita porque nosotros produjimos el disco. Es muy caro fabricar vinilos. Pero tampoco lo puedo vender a 8 o 10 lucas, que sé que podría venderse, porque va en contra mío. Por eso digo que es como una guerrita, que durará esto… tiramos tres bombitas, cuatro, y el año que viene va a valer 10 lucas y el otro 40. Pero bueno, algo hicimos y sé que hay 500 discos más. Pensá que de Viajar lejos, el vinilo original, no tengo la cifra exacta pero se hacían tiradas de 5 mil discos. 

¿Y en su momento se vendieron?

¡No se vendió nada, boludo! Una mitad se habrá tirado a la basura y la otra mitad se habrá perdido. Entonces, al haber pocos discos de la tirada inicial es obvio que va a salir cara la edición de época. Por eso no quiero que la reedición sea una cosa sólo para gente que tiene mucha guita y coleccionistas, sino algo intermedio. Yo quiero que la música circule. Ya sé que no es mucho, pero bueno, lo que hay está circulando. Además me separé cien discos para mandar al interior.

Eso es buenísimo.

¡Claro! Porque a los del interior no les llega. Y bocha de gente de las provincias me escribió para que le mande. Estoy mandando a Comodoro Rivadavia, a Plaza Huincul, a Bahía Blanca, a lugares inesperados. La gente está mega agradecida de que haga envíos y que no se los haga un disquero o un revendedor, sino que se los estoy mandando yo desde mi casa.

 

Cuando lanzaron la Antología crearon el sello Estés Donde Estés Records. ¿De la banda sólo vos estás a cargo de la reedición de Viajar lejos?

Sí, ahí armamos el sello. Antes de la desaparición de Pablo Esau ya no existían Los Pillos. Habíamos formado un trío que se llamaba Harry, integrado por Pablo, Gigio González y yo. Con ese grupo estábamos a pleno, tocando, grabando demos y proyectando un futuro disco. Pero antes de eso, cuando todavía seguíamos con Los Pillos, Fiori entró al grupo justo para grabar Viajar lejos como reemplazo del guitarrista que se tuvo que ir un mes antes. Entonces terminamos quedando Adrián Yanzón y yo ahora. Con la bendición de Adrián empecé a activar las cosas y medio que somos nosotros dos los que estamos manejando el tema. 

¿Hay más material de Los Pillos que vos creés que se pueda editar?

Cuando editamos la Antología lo hicimos para aclarar esa nube de confusión que había sobre el material existente de la banda. Ese CD tiene Nómades, que muchos lo consideran un segundo disco de Los Pillos, pero en realidad se trata de unos ensayos grabados con una portaestudio en la Fábrica Esau, de muy mala calidad. Eso lo mejoramos un poco y lo editamos porque ya estaba subido a Internet. Con la Antología queda claro todo lo que más o menos hay del grupo. Buscando aparece un cassette TDK de cromo increíble, que suena terrible, con el show de Obras grabado en dos canales estéreo, con una calidad infernal. Yo creo que si vamos a laburar a lo de Mario un par de días se puede hacer un bookleg “oficial” súper bueno, porque suena muy bien, la performance del grupo es terrible. Ese día tocamos como nunca y el show está grabado completo, creo que duró menos de media hora. Está tocado como la concha de la lora y suena bárbaro. Así que no sé, en los delirios nuestros siempre está, pero ahora estamos con la reedición de Viajar lejos, que para hacerla se tardo un montón porque nuestros tiempos son amplios. Igual, lo que hay de la banda es eso. Si yo edito Nómades en vinilo soy un hijo de puta (risas). 

Los Pillos (Facebook)

 

Yendo a esos años y hablando más de lo musical, ¿qué creés que representaron Los Pillos en su momento? Más allá de esta cuestión de que el disco no circuló tanto, que se volvió algo medio de culto o de coleccionismo, ¿por qué tuvo tanto valor la banda y por qué marcó tanto a quienes escucharon Viajar lejos

Bueno, en el momento que salió el disco no marcó a nadie (risas). Esto también pasa con Cienfuegos, ¿viste? Al último show de Cienfuegos, antes de reunirnos, fueron 150 personas, y cuando nos juntamos en Groove, diez años después, en dos días vendimos 3 mil entradas. Yo eso no lo puedo explicar. A mí lo que me llena de todo eso es que la música siga vigente y lo que también hablamos al principio: que gente más joven le preste atención a esa música cuando está fuera de su época. Eso para mí es brillante. Ahora, ¿por qué Los Pillos se hicieron de culto o marcó tanto a la gente y eso? La verdad que no tengo idea. Quiero creer que es porque la banda es buena.

Sí, siempre termina siendo esa la respuesta: “porque son buenos”. 

Y las canciones estaban buenas. Yo lo que flasheo es que pongo hoy Viajar lejos, un disco que va a cumplir 35 años el año que viene, y tiene un audio actual. Ahora lo estoy escuchando bastante porque a cada caja de vinilos que abro le saco dos y los pruebo, de maniático. Y suena actual, boludo. Eso es lo que me pasa y lo que le pasa a la gente. Sobre todo a un veterano, por ahí un tipo como yo, que lo entiende porque vivió esa época y puede cazar el clima que se vivía en esos años, pero que ahora también me lo diga gente joven, que no había nacido cuando salió el disco, es terrible.

Los Pillos en Cemento (Facebook)

 

No se suele hablar mucho del día a día de un músico o una música, de que tiene que ir a ensayar, mantener y trasladar sus equipos, etcétera. Esa rutina se vio claramente afectada en el contexto actual, ya que la pandemia golpeó muy fuerte a quienes trabajan en el sector musical. Una reducida cantidad de artistas pudo tener un ingreso asegurado o vivir de ahorros y, por ejemplo, quien tenía una sala de ensayo como única entrada económica fija y no le podía ir ninguna banda a ensayar, tuvo que sobrevivir haciendo otra cosa. “La pandemia fue recontra hiper jodida para todos. El que tenía un ahorro se lo fumó, el que tenía una sala de ensayo empezó a vender los equipos. Tengo amigos que tenían un estudio de grabación, que mantenerlo es mucho más caro que una sala por las contras que tenés y la inversión en equipos, y la pandemia los hizo concha. Ahora están vendiendo máquinas, como toda la gente, para subsistir. En Dancing Mood la mitad del grupo empezó a trabajar de otra cosa. Yo había tenido un par de años buenos con Los Decadentes haciendo la Gira Fiesta Nacional, entonces ahí pude juntar unos mangos. Uno sabe que la vida del músico a nivel económico es cíclica, ¿no? Hay épocas en donde se labura mucho y hay épocas en donde no se labura tanto. Entonces, cuando hay, siempre uno guarda para las que no haya. Lo que pasa es que esto fue muy largo y muy duro, porque no fue cosa de un mes. Además de eso fue la incertidumbre de que no se acababa nunca. Cuando decían que se iba a terminar no se terminaba. ¿Te acordás que se abrió un mes? Ah, se abrió, empezamos a tocar. No, programamos un show y las demás fechas se murieron”.

Y Dancing Mood es una banda que ya tiene su público, su convocatoria, de alguna manera sos uno de los afortunados porque ahora ya están tocando desde hace unos meses, ¿no?

Sí, sí, igual no sólo por eso, sino porque el manager tiene la concesión de la Sala Siranush. Si no fuera por eso nosotros no estaríamos tocando en ningún lugar. No estaríamos tocando en ningún lugar, te lo aseguro. Tenemos un poco más de ventaja con las demás bandas pero igualmente estamos tocando solamente ahí. A medida que se van vendiendo las entradas vamos agregando fechas, más o menos con diez días de anticipación para cada show. La única vez que salimos de Capital fue cuando hicimos un show en La Plata. No hay lugares para la cantidad de gente que llevamos nosotros. No me refiero a mucha gente, sino a ese intermedio entre 500 y 1500 personas. Como muchos grupos, no tenemos el cuero para ir a tocar al Ópera u otros teatros, que son los lugares donde se está tocando. Dancing Mood cobra la entrada 600 mangos, no podemos pasar a tocar al Teatro Ópera o a donde sea y cobrar 3 mil, como cobra Divididos o como cobran los grupos que están tocando ahí. Eso sería imposible. Pensá que los números daban cagando cuando no había pandemia y vos podías meter 1500 personas en un lugar, ahora en ese mismo sitio podés meter sólo 400. El número es pérdida, pérdida… está jodido. Y no hay un lugar intermedio, lo que hay son barcitos que ahora comienzan a abrir, pero lamentablemente Dancing es una banda que ya no puede tocar en un barcito. Es un grupo que si no se mueve en micros de gira no puede ir a ningún lado porque somos veinte negros, doce arriba del escenario y ocho laburando afuera. En cambio con Cacho (El Soldado) nos movemos en una combi. Hizo Córdoba, Rafaela, y ahora de a poco parece que eso que pensábamos que no iba a suceder, salir de Capital Federal, de a poquito está volviendo.

Además de estar en Dancing Mood y tocar con El Soldado desde hace muchos años, ¿estás con otros proyectos musicales en paralelo? 

Sí, a Dancing entré en 2012 o 2013, y con Cacho estoy desde hace más de diez años, ya estoy ocupado con los dos grupos. Trabajé en el nuevo disco de Guillermo Piccolini, hice algunas cosas para España, cualquiera que me requiera para hacer un laburo, lo hago, no tengo problema. En la pandemia empecé a grabarme yo mismo, lo que hizo todo el mundo: aggiornarse a laburar desde la casa y con la compu, algo con lo que era bastante negado en ese sentido. Pero bueno, me compré una placa de audio y empecé a grabar, hice varios laburos durante la cuarentena como músico sesionista.

¡Oportuncrisis!

Total, boludo. Es que no quedaba otra, en un momento se vino una oscuridad fea y el último recurso, el último canuto fue fabricar Viajar lejos. Ya en la época más negra de la pandemia fue decir “Bueno, ¿esto es lo que queda? Pongámoslo, invirtamos a ver si podemos hacer algo”.

Bueno, algo bueno salió de todo esto entonces.

Por suerte, olvidate. Y que estamos vivos, y que estamos vacunados y qué sé yo…

 

 

 

 

Escribí a estesdondeestesdiscos@gmail.com para conseguir una copia de Viajar lejos.